Rafael Canogar (Toledo, 1935) pasó sus primeros años de vida en San Sebastián, pero será en 1944 cuando se traslade a Madrid junto a su familia, donde comenzará a tomar clases del pintor Daniel Vázquez Díaz y del Círculo de Bellas Artes. Las primeras creaciones de este autor se verán influenciadas por grandes maestros del cubismo y el surrealismo, como Picasso, Braque o Miró, aunque posteriormente, alrededor de 1955, su estilo desembocará en el informalismo. Sólo dos años más tarde, Canogar fundará con otros artistas el grupo El Paso, movimiento clave para entender la renovación plástica que se produjo en una España que vivía inmersa en una dictadura y en un anquilosamiento en el panorama cultural, convirtiéndose en un grito de libertad política, ideológica y cultural, a través de un ámbito pictóricamente abstracto, en el que predominaba el gusto por la materia, la expresividad del gesto y la economía cromática. Este movimiento creativo colocó a España en el panorama artístico internacional, alcanzando una gran repercusión y creando un profundo legado cultural que se manifestaría en las siguientes generaciones de creadores, aún después de la disolución del grupo a finales de la década de los años 60. En el siguiente decenio, Canogar introduce en su pintura la figuración, mediante fragmentos de fotografías y la representación de objetos, rostros y personajes, hasta dejar de lado la abstracción alrededor de 1964, en favor de un realismo a través del cual participa en la denuncia política y social, con cierta inspiración en los medios de comunicación y en el arte pop, intensificando la expresión a través de una gama cromática reducida básicamente al negro. Sin embargo, en 1975 el autor vuelve a sus orígenes plásticos al introducir elementos cubistas en sus recién retomadas producciones abstractas para, paulatinamente, adentrarse en fórmulas cromáticas en las que la geometría toma especial significación. En su alternancia entre la abstracción y la figuración, el artista regresa a ésta en los años 80 para elaborar bodegones y escenas urbanas protagonizadas por figuras esquemáticas. A través del rostro, la cabeza o la máscara, analiza al hombre como signo plástico mediante la simplificación de las formas y el regreso al color. La investigación dentro del informalismo proseguirá en etapas posteriores, aunque retome características de las distintas fases de su trayectoria, manteniendo siempre una fidelidad a los mismos principios y donde el gesto, la materia y el color, serán los tres elementos que se presentarán alternativamente, dentro de una estética figurativa o abstracta. Su prestigio le ha servido para recibir numerosos reconocimientos, entre los que destacan el Premio Nacional de las Artes Plásticas; el nombramiento como Caballero de las Artes y las Letras de Francia y como Doctor Honoris Causa por la UNED, así como la Medalla al Mérito en las Bellas Artes.
titulo // Pintura nº 20
fecha_creacion // 1958
tecnica // Mixta sobre lienzo
dimensiones // 120 x 80
Rafael Canogar es uno de los artistas más significativos del panorama artístico español de las últimas décadas y está considerado como uno de los principales representantes del arte abstracto. Como miembro fundador del grupo El Paso participó directamente en la renovación de la plástica española desde finales de la década de los 50 hasta convertirse en un referente ineludible para muchos otros creadores posteriores. En este contexto se enmarca la obra Pintura nº 20 (mixta sobre lienzo, 120x80 cm., 1958), creada dentro del inicio de su fulgurante trayectoria donde la gama cromática, el expresionismo y la fuerza gestual fueron factores plásticos de vanguardia. En esta composición abstracta, el artista logra captar la atención del espectador por la fuerza gestual que imprime a los trazos y la relevancia que otorga a la materia, que parece expandirse a modo de haces desde el centro hacia los límites de la superficie. A pesar de la sensación de caos que se aprecia en una primera impresión, Canogar logra imprimir equilibrio conteniendo la fuerza expresiva, gracias a una estudiada composición. El propio pintor describe sus creaciones de la época como “intuitivas y pasionales”, logradas a base de trazos violentos y empastados, a veces aplicados con el dedo, que le servían a la vez como un acto de libertad y de afirmación. Aunque los tonos predominantes son el negro, blanco y ocre, una pequeña mancha roja colocada en el centro atrapa la vista de quien la contempla e imprime fuerza y dramatismo a la composición. Son precisamente estas tonalidades las que protagonizan las creaciones de esta época, siempre con las pinceladas en rojo como elemento distintivo. La fecha de ejecución de Pintura nº 20, 1958, es fundamental en la vida y carrera de este artista, ya que coincide con un año después del nacimiento del grupo El Paso y con el éxito logrado en la Bienal de Venecia, que le sirvió para celebrar su primera exposición individual en la galería L´Attico de Roma, ciudad a la que se trasladaría a vivir sólo un año después. Además, fue seleccionado para la exposición de Pittsburgh (Estados Unidos) y para la Bienal de Alejandría (Egipto). En esta misma fecha el autor escribe sobre su forma de crear: “Tener un necesario contacto con la realidad misma para crear un lenguaje [...] No buscar la ordenación del caótico momento sino una unión con la realidad misma en una esencial contradicción entre lo explicable y lo inexplicable [...] Realizar estructuras que se completan las unas a las otras en busca de un ritmo [...] Fosilizar un instante” El trazo gestual, la materia y el color serán los tres ejes sobre los que girará la producción plástica de este artista, alternando entre la figuración y la abstracción, lo que ha dado como resultado un estilo muy personal y fácilmente reconocible.
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