Alberto Alvarez nace en León, en 1936, cuando se inicia la Guerra Civil. Siendo todavía un niño, se traslada con su familia a La Coruña, ciudad que toma definitivamente como suya. Dotado de unas notables aptitudes plásticas, en 1960 abandona los estudios universitarios para trasladarse a París, donde obtiene el título de Diseño Gráfico en L´Ecole Superieure des Arts Modernes. Trabaja en diversos campos artísticos, como el diseño o la ilustración publicitaria. Su estancia en la capital francesa se traduce en cinco años de intensa actividad artística e intelectual que indudablemente marcan su trayectoria plástica. A su regreso a España vive temporalmente en Barcelona y Madrid, pero finalmente fija su residencia en La Coruña. Desde entonces participa en numerosas exposiciones, tanto colectivas como individuales, dentro y fuera de Galicia. A mediados de los setenta, Alberto Carpo forma parte en la fundación del grupo de arte A Carón: un movimiento cultural integrado por figuras provenientes de diversos campos artísticos e intelectuales del ámbito coruñes aglutinados por unas inquietudes comunes con cierto carácter sociopolítico. Pero ante todo, este movimiento reivindicaba una nueva mirada de la expresión artística, fundamentada en la sinceridad y en la pureza creativa, en contraposición con el espíritu mercantilista que implica un bloqueo de la esencia del Arte, entendido éste como vehículo de libertad, compromiso y ética.La pintura de Alberto Carpo es una amalgama de lenguajes plásticos bajo los que subyace un dibujo de indudable calidad. La figura humana, frecuentemente representada en conflicto con su propia existencia, es el tema central de sus composiciones.
titulo // "La boda agropecuaria"
fecha_creacion // 1981
tecnica // Óleo sobre lienzo
dimensiones // 114 x 195
Alberto Carpo da forma a sus fantasmas interiores en esta atrevida obra que representa una pareja de novios el día de su boda. La composición está dividida en dos grupos. En el primero aparece la novia en compañía de sus progenitores. Una novia nacarada cuya desnudez velada exhibe un cuerpo vital y radiante. Un poco mas atrás el novio, flanqueado igualmente por sus familiares. Entre ambos grupos está tendido un perro, y unas sombras fantasmagóricas se proyectan en la pared del fondo, desde la que una enigmática mujer contempla la escena tras una puerta semiabierta que muestra una estancia ocupada por siluetas. El autor se representa a sí mismo en esta composición en la que cada elemento esta cargado de simbología. Alberto Carpo no busca la belleza en su pintura, sino un medio de expresión, un vehículo con el que profundizar sobre el conflicto de su propia existencia. Cada figura obedece a una descripción subjetiva del autor, del que es bien conocida su genialidad en la ejecución del retrato. Alberto Carpo sabe realizar verdaderas descripciones psicológicas de las figuras que retrata, extrayendo de cada una de ellas la esencia de su personalidad que materializa después en los lienzos, sirviéndose simplemente de unos cuantos trazos firmes y certeros. Excelentes las blanquísimas y radiantes transparencias de la novia en contraste con las figuras que la acompañan: grises imágenes indescriptibles, rostros sin rasgos, manos sin dedos Y sin embargo, estos elementos adquieren fuerza expresiva precisamente por la evidencia de su vacío. Lo mismo ocurre con el color, cuyo protagonismo se potencia precisamente por su ausencia. Una escueta paleta compuesta de grises azulados y negros crean una atmósfera particularmente íntima en la que no hay luces pero sí sombras.
EXPOSICIONES:
Alberto carpo. Testimuño. Kiosko Alfonso, Ayto. A Coruña, 2011
LITERATURA:
Xabier Seoane, Alberto Carpo, Caixa Galicia, A Coruña 1987
Tarjeta postal de Exposición Alberto Carpo, sala Exposiciones de 4 Gats, Barcelona, 1985
Tríptico Exposición Alberto Carpo en Ayuntamiento de la Coruña, texto de Manuel Álvarez Torneiro, 1989
Alberto carpo. Testimuño. Kiosko Alfonso, Ayto. A Coruña, 2011 (Color, pag, 37)