Frau, José
(1898 - 1976)

Debido a un destino temporal de su padre, José Frau y Ruiz nace en Vigo, en 1898, donde reside durante tres años. Aunque Frau no va a ser un artista arraigado a la tierra que casualmente lo vio nacer, lo cierto es que nunca se desprendió de un cierto sentir gallego que se hizo más profundo en el último período de su vida. Desde muy joven Frau sentirá unas inquietudes plásticas encauzadas hacia la renovación de los lenguajes plásticos academicistas imperantes en aquél momento. Su formación artística comienza a los quince años, trabajando junto a Antonio de la Torre en El Paular, y a continuación, en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, como discípulo de Muñoz Degrain.En 1924 se integra en la Sociedad de Artistas Ibéricos, junto a Benjamín Palencia, Cossio, Dalí ó Solana, entre otros muchos preocupados por dirigir los planteamientos artísticos hacia las nuevas tendencias europeas. Desde 1917, su participación en las Exposiciones Nacionales es constante. En 1924 y 1932 obtiene la tercera y segunda medalla, respectivamente. A partir de esta fecha, Frau alcanza la época de madurez plástica que culminará con su traslado a América, donde vivirá treinta años de esplendor profesional en diferentes piases, principalmente en México, donde mantiene estrecha relación con los grandes muralistas mexicanos. Además, Frau expone en Buenos Aires, Montevideo, Nueva York y, por supuesto, en diversas capitales de España, con la que mantuvo constante relación hasta su vuelta definitiva en 1966.Sin olvidar varios museos de Galicia, Madrid o Barcelona, la obra de José Frau está presente en museos como el de Pittsburg, San Diego, California, Buenos Aires, Montevideo, Nueva York, Méjico, Moscú o París.Teniendo como base una formación figurativa, las obras de Frau se distinguen por la emancipación de los esquemas compositivos y dibujísticos tradicionales. Resalta el dinamismo de unas pinceladas que parecen danzar por las superficies de unas obras cuya temática gira, principalmente, en torno a un paisajismo que con el tiempo se fue desprendiendo de la figura humana. Partiendo de un colorido fauvista, el cromatismo en las naturalezas de Frau fue evolucionando hacia el luminismo plateado de los paisajes del Mediterráneo. Su obra no persigue la transmisión de expresiones anímicas, sino la experiencia de una vivencia plástica no imitativa de la realidad, autónoma.