Son escasos los ejemplos de artistas gallegos identificados plenamente con el surrealismo. Maruja Mallo, Urbano Lugris y Eugenio Granell constituyen la representación más pura de nuestra tierra en el terreno de esta corriente plástica. Eugenio Fernández Granell, reconocido internacionalmente como una figura ilustre en el panorama artístico del S. XX, nace en La Coruña, pero pronto trasladará su residencia a Madrid, donde se inicia en el arte de la música. Esta disciplina ejerce en él una influencia fundamental, tanto en su desarrollo vital como en su proyección en la pintura. En Madrid toma contacto con el ambiente político izquierdista e intelectual, incorporándose e identificándose plenamente con él. En la década de los cuarenta se exilia en Santo Domingo, y es allí, tras conocer a André Breton, donde comienza a desarrollar más intensamente sus actividades plásticas llegando a adquirir un protagonismo destacado dentro del movimiento surrealista americano. Desarrolla diversas disciplinas artísticas, cultivando siempre la fabulación y unos criterios sugestivos e irónicos. Las religiones y rituales de las islas Antillas fueron un foco de inspiración en su plástica. La vida de Eugenio Granell es intensa y extraordinaria.
titulo // Encuentros
fecha_creacion // 1974
tecnica // Óleo sobre lienzo
dimensiones // 29 x 42
Hermosa obra de Granell en la que el encuentro imaginado de dos extravagantes figuras sirve de argumento para transmitirnos esa mágica sensación que se produce cuando en un mismo escenario confluyen en perfecta armonía color, luz y el movimiento ondulante unas líneas limpias. Las figuras sugieren la continua metamorfosis de unas formas exuberantes y mágicas, caprichosas y espontaneas, como si se tratara de un juego, de una broma inteligente. La obra cautiva por su fabulación y magia. En ella están presentes los cuatro elementos de la naturaleza: agua, fuego, viento y tierra, que constituyen una constante en la producción artística de Granell. Con estos elementos, al artista le complace construir un mundo personal imaginado, que trasciende el espacio y el tiempo, plasmándolo en el lienzo a partir de una superficie vacía que va llenando con cierto barroquismo de elementos geométricos y manchas caprichosas. La paleta de colores es variada, con planos de color armónicamente contrastados y perfilados con unos contornos de líneas pulcras y firmes.
EXPOSICIONES:
El Espejo Que Huye. Obras Colección FMJJ; Centro Cultural Palacio Revillagigedo, FMJJ-Cajastur, Gijón, 2009
LITERATURA:
David Barro, Cat. El Espejo Que Huye. Obras Colección FMJJ, Ed.FMJJ-Cajastur
titulo // Figuras
fecha_creacion // 1995
tecnica // Óleo sobre tela adherida a tabla
dimensiones // 30 x 26
Tiene Granell 83 años cuando pinta esta obra de pequeño tamaño y factura sencilla en la que dispone tres figuras, vagamente humanas, configuradas con formas caprichosas e idealizadas. Aunque quizás se perciba cierta pérdida de firmeza y decisión en el trazo, Granell sigue transmitiéndonos la esencia de su mundo personal. Son figuras de líneas espontaneas, geométricas y ondulantes, cargadas de entonación. Las obras de Granell siempre transmiten un estímulo visual concebido con armonioso y sereno equilibrio. Figuras inconcretas que van surgiendo de un lienzo vacío, con premeditación, como si una fuerza inteligente y coherente diera forma a la imaginación. Un fondo plano, de color rosa pálido inusual en la paleta de Granell, hace contrastar los fuertes colores aplicados a las figuras. La textura es lisa, sin empastes, la pincelada lenta y pausada.
titulo // Cabeza de indio
fecha_creacion // 1945
tecnica // Óleo sobre lienzo
dimensiones // 86 x 58
La primera vez que Fernández Granell tiene la ocasión de contemplar la obra de Picasso es en el Madrid del 36, en una exposición organizada por los Amigos de las Artes Nuevas (ADLAN) en el Centro de Estudios de la Construcción. La profunda huella que le deja el genio malagueño aflorará pocos años después, en su refugio caribeño, cuando, además de la literatura y la música, el genial Granell descubre también las posibilidades del lenguaje plástico.Granell había llegado a Santo Domingo en 1940, y un año después lo hacia André Breton y Wifredo Lam, entre otros. Es partir de entonces cuando se afianza su compromiso con el surrealismo. Además de su relación directa con el padre del movimiento, Santo Domingo se presenta como un pozo riquísimo del que extraer multitud de ideas para reflejar en sus trabajos artísticos. La isla es un lugar idóneo para soñar y fabular. En aquel periodo sus telas son universos poblados de figuras danzantes, temas mitológicos y eróticos, pájaros, peces, caballos o referencias al imaginario indígena, incluso de la superstición popular del Nuevo Mundo, con referencias que revelan su interés por el arte negro primitivo. A esa etapa inicial pertenece Cabeza de indio, título genérico de una espléndida serie de obras, alguna de las cuales integró la afamada colección de arte surrealista de André Breton. Todas ellas son una demostración a favor de su imaginación y revelan la particularidad de su universo surrealista más temprano. Además de las visibles referencias picasianas de este período, principalmente en cuanto a la tendencia a la geometrización, la planimetría espacial y el gusto por el arte primitivo, las Cabezas de indios son también un hemenaje a Wifredo Lam, Oscar Domínguez o Max Ernst, sus colegas y amigos surrealistas.
Exposiciones:
* Madrid, Fundación Cultural Mapfre Vida; E. Granell; 1989; pág.47 (repr. color)
* Hamburgo, Galeria Levy, Eugenio Granell; 1990; cat.núm.35, pág.20 (repr. color)
* Santiago, Fundación Eugenio Granell; Eugenio Granell. Inventario del Planeta; 1995; pág.47 (repr. color)
* Madrid, Galería Guillermo de Osma; Barcelona; oriol Galería d´Art; Badajoz, MEIAC;Eugenio Granell 1912-2001;marzo.Octubre 2003; cat. Núm.10, pág 19 (repr.color pág.19)
* Santiago, Museo do Pobo Galego; Pontevedra, Museo de Bellas Artes; Ourense, Diputación Provincial; Lugo; Diputación Provincial; Itinerarios artísticos;FMJJ, 2006 (repr. color pág. 137)