Änxel Huete Vales nace en Orense, donde ya desde su adolescencia disfruta de sus primeros contactos con el mundo artístico en las tertulias apadrinadas por Vicente Risco, en las que se encuentran, entre otros, José Luis de Dios, Virxilio, Acisclo, Xaime Quesada o Conde Corbal, quien instruye sus primeros pasos en la pintura. En 1965 se traslada a Barcelona, para estudiar en la escuela Massana y la Escuela Superior de Bellas Artes de San Jordi. Posteriormente amplia su formación en la Escuela Superior de Bellas Artes de Berlín (H.F.B.K.), donde residirá hasta su regreso definitivo a Vigo, en 1972. Durante este periodo de importante formación personal, de grandes acontecimientos culturales y políticos en Europa, Huete va solidificando su propia forma de entender el arte, primero en Cataluña, con las corrientes informalistas, y después en Francia y Alemania, inmerso en las nuevas miradas artísticas que, en reacción ante el minimalismo de los sesenta, apostaban por el retorno a una pintura, con Matisse y la naturaleza como referentes, que se expresaba con un lenguaje plenamente abstracto y que Huete personaliza adicionando a su pintura un cierto geometrismo de carácter poético. Huete forma parte de ese grupo de artistas que, en la década de los setenta ponen todo su empeño y entusiasmo en abrir las ventanas de la cultura en Galicia para que se renovase el ambiente enrarecido que todavía se respiraba desde la Guerra Civil. Ese esfuerzo desemboca, en 1980, en la formación de Atlántica, una vía de interacción cultural integrada por artistas de muy diferente índole con el proyecto común de impulsar el debate en torno al arte contemporáneo y estimular la incipiente libertad de expresión plástica. Pero si Atlántica significó, además, un trampolín de lanzamiento para algunos de sus integrantes, para otros, entre los que sin duda se encuentra Huete, fue una experiencia nacida en base a una necesidad y su aportación, avalada por una sólida formación y una importante experiencia anterior con la vanguardia europea, tiene que ser reconocida, no solo por los propios protagonistas de aquel espíritu atlántico, sino por la generación posterior que al llegar se encontró con las puertas de la modernidad ya abiertas. Durante los ricos y fructuosos años de la movida atlántica, en los que es seducido por el expresionismo abstracto en sus diferentes vías, su interés se centra en las diferentes posibilidades de ciertas yuxtaposiciones cromáticas, en la combinación y en la estructuración de colores, con preferencia hacia los fríos, en superficies generalmente de grandes dimensiones. Paulatinamente, y siguiendo siempre una línea abstractiva, va concediéndole gran valor a los signos e iconos y su pintura, en general, se hace más densa y gestual, incluso más provocadora. Ya en la década de los noventa, trabaja en series como Albañilería fina, en la que ahonda en campos más conceptuales determinados por la conexión del pintor con la propia naturaleza de los elementos empleados. Huete es, además de un hombre inteligente de espíritu noble y sólidos ideales, comprometido con el tiempo que le ha tocado vivir, un pintor con una densa formación intelectual que ha utilizado la pintura como medio de exteriorización de sus pensamientos más que de sus sentimientos.
titulo // Chove sobre mollado
fecha_creacion // 1993
tecnica // Mixta sobre lienzo
dimensiones // 195 x 195
En el Año Santo de 1993 se realizó en Santiago una exposición en la que el tema protagonista era la propia ciudad compostelana. En ella se dieron cita un gran número de artistas que dejaron constancia de su percepción santiaguesa con visiones y lenguajes plásticos muy diferentes. Desde grabados del siglo XIX o algunas vistas decimonónicas de grandes maestros, pasando por un nutrido grupo de pintores del siglo XX enraizados en el tradicionalismo, o las propuestas de algunos de los integrantes de la generación de Os Renovadores, hasta llegar a las propuestas más actuales de la mano de Ánxel Huete, con esta obra realizada expresamente para la exposición. Con el doble título de Barroco de pracas y Chove sobre mollado, un guiño a las jornadas que se celebraron en la Universidad Menéndez Pelayo de Santander sobre la movida atlántica en el verano de 1986, Huete hace una propuesta, no exenta de humor, protagonizada por algunos de los elementos mas tópicos de Santiago, como son el paraguas y el característico barroco compostelano de placas, representado irónicamente con un trozo de moldura adherida a la superficie, un gesto inusual en la obra de Huete. Como también es inusitada la representación abiertamente figurativa del paraguas, que contrasta con la presencia de elementos espaciales y sígnicos más propios del autor, así como con el tratamiento dado al resto de la superficie del lienzo, donde se rechaza categóricamente cualquier recurso que denote la ilusión de perspectiva. Es, sin duda, en estos últimos registros donde el pintor se encuentra más cómodo. Y es, precisamente, en el modo de tratar la superficie, ó en la lluvia trabajada delicadamente con salpicaduras de cemento donde se puede ver el preludio de la que luego sería la larga serie Albañilería fina. En esta obra y alguna otra, como Domaio dende a casa, también realizada en 1993, es interesante la excelente ambientación de luces frías y grises que nos evocan vagamente la paleta de sus admirados, y tan diferentes, Tápies o Grandío.
Exposiciones:
Bibliografía: