Considerado uno de los más destacados pintores andaluces del S.XIX, el sevillano José Jiménez Aranda (1837-1903) ingresa muy joven en la Academia de Bellas artes de la capital hispalense, donde muestra un talento excepcional para el dibujo. Su formación se completa con visitas al Museo del Prado y el estudio de la obra de Goya y Velázquez. Entre 1871 y 1875 reside en Roma, donde su pintura se verá notablemente influenciado por el maestro Fortuny. En la capital romana su estilo madura y se consolida, abandonando definitivamente el costumbrismo propio de la época que caracterizaba sus primeras obras. De regreso a Sevilla comienza una etapa de rica actividad artística, cosechando un éxito de crítica que lo acompañará durante toda su trayectoria. Pinta escenas andaluzas pintorescas y coloristas. En 1881 se traslada a París donde vivirá nueve años en los que estudia de cerca el moderno arte francés. En 1890 regresa a España y ese mismo año recibe la primera medalla en la Exposición Nacional. Paulatinamente su pintura gira hacia el naturalismo acorde a la época que le tocó vivir, aflorando en muchas de sus obras una preocupación más directa por lo social, con ironías más o menos sutiles, incluso en ocasiones mostrando un explícito sentido crítico. Los últimos años de su vida transcurren entre Sevilla y Alcalá de Guadaira. Su pintura durante estos años evoluciona hacia un naturalismo muy marcado y una vinculación hacia la estética simbolista-modernista. Es nombrado miembro de la Academia de Bellas Artes donde será profesor hasta su muerte en 1903.
titulo // Los Políticos
fecha_creacion // 1889
tecnica // Óleo sobre tabla
dimensiones // 37x46
Los Políticos es una obra realizada durante los últimos años de estancia de Jiménez Aranda en París, donde permaneció instalado entre 1881 y 1890, una época durante la cual pinta frecuentemente y con notable éxito escenas ambientadas en el siglo XVIII y de casacones. Los Políticos, de correcta composición y colorido, representa la escena habitual de unos hombres ataviados elegantemente a la usanza dieciochoesca que conversan en torno a la mesa de una taberna en un ambiente intimista. Es interesante destacar la expresividad de las posturas y el estudio de los rostros. El grupo situado a la derecha, así como el reflejado en el espejo imprimen continuidad espacial a la estancia, que el espectador intuye amplia y animada. Es notable el personaje que, como si se tratara de una toma fotográfica, cruza por delante de la escena tapando el lazo izquierdo de la composición, y cuya casaca morada el pintor trabaja con esmerado detallismo. Técnicamente el cuadro es de una gran calidad. Destacan los detalles de los complementos y el bodegón, vestigios de la herencia fortuniana, que crean el pintoresquismo de la escena, así como el tratamiento de la iluminación en planos bien diferenciados de luz y penumbra.
EXPOSICIONES:
LITERATURA:
titulo // La echadora de cartas
fecha_creacion // 1893
tecnica // Óleo sobre lienzo
dimensiones // 72x105
Lejos de la época romana marcada por el preciosismo heredado de Fortuny, o la colorida etapa parisiense, La echadora de cartas está enmarcada dentro del último y más sobresaliente periodo de la trayectoria artística de Jiménez Aranda. Fechada en 1993, año en el que abandona Madrid para instalarse definitivamente en su Sevilla natal, La echadora de cartas muestra la preferencia del pintor en esta época por las escenas de carácter cotidiano y temas sociales con trazas naturalistas. La obra, de tratamiento extraordinario, muestra el interés de Jiménez Aranda por el estudio de la luz en los interiores. En esta ocasión, el contraste de la luz solar que entra por la ventana y la penumbra propia del cuartucho de la adivina da origen a sugerentes efectos de luz sobre los personajes, principalmente en manos y rostros, que unido al trasluz azul de la desgastada cortina, imprimen a la composición un extraño y bellísimo intimismo.
EXPOSICIONES:
BIBLIOGRAFÍA: