Tras una infancia difícil marcada por la posguerra, Xosé Lodeiro Fernández, nacido en una barriada obrera de Vigo en 1932, será un hombre de reconocida carga humana y sincero compromiso con los estratos sociales más desfavorecidos. Emigrante, primero en París y posteriormente en Suiza, Lodeiro regresará definitivamente a Vigo en 1963 para entregarse con plena dedicación al ejercicio de la pintura. Entre su trayectoria artística destacan numerosos viajes por Europa y Sudamérica, exponiendo en Buenos Aires, en 1974, Montevideo y, más significativamente y de forma repetida, en México, en 1982, auspiciado por el Instituto Nacional de Bellas Artes mejicano. En 1980 participa en la mítica exposición fundacional de la agrupación Atlántica, celebrada en Baiona, así como en las demás convocatorias del mismo colectivo llevadas a cabo en los primeros años de la década de los ochenta.La pintura de Lodeiro gira en torno a unas construcciones geométricas, que si bien en un principio reproducían paisajes silueteados en planos cromáticos bien diferenciados, en sucesiones de colores calientes, gradualmente fue introduciendo una figuración de expresión dramática con cierta carga crítica-social. En la última etapa de su producción, Lodeiro lleva a cabo unos planteamientos plásticos basados en unas arquitecturas geométricas simbólicas en las que se suceden incesantemente los juegos entre luz y color.
titulo // Regreso de emigrantes
fecha_creacion // 1974
tecnica // Óleo sobre lienzo
dimensiones // 100 x 74
La honda huella que deja en Lodeiro los años vividos en la emigración queda reflejada en algunas composiciones cuya temática hace referencia directa a ello. Un ejemplo es Regreso de emigrantes: hermosa obra definida por una figuración que, lejos de responder a la fiel representación de la naturaleza, muestra una interpretación absolutamente particular de la propia realidad del pintor. Como particular es, también, la fórmula plástica de reproducirla en el lienzo, basada en la estructuración deliberadamente rígida de unos planos yuxtapuestos perfectamente diferenciados. Se trata de un paisaje imaginado, romántico, un juego de ordenamiento visual producido por el efecto de los haces de líneas, las masas geométricamente redondeadas y las figuras humanas de amplios volúmenes, más próximas a cánones escultóricos que pictóricos. La paleta de colores es extremadamente caliente. El pintor obtiene la perspectiva y los volúmenes recurriendo a la gradación óptica de las bandas de colores.
EXPOSICIONES: