Mateo Maté (Madrid, 1964) utiliza objetos cotidianos, incluso a menudo ligados a su propia rutina doméstica, para explorar cómo en la modernidad tardía los espacios que habitamos están atravesados por tensiones y violencias en las que lo íntimo y lo social, lo político y lo existencial, lo individual y lo colectivo se entremezclan y confunden. Interesado por el potencial simbólico de la metáfora cartográfica, Maté crea espacios escultóricos y performativos que a la vez que nos resultan familiares, nos generan un profundo desconcierto, como si estuvieran plagados de peligros latentes, de enigmas perturbadores. En sus trabajos, el artista madrileño plantea que en un contexto como el actual, en el que nuestros entornos más inmediatos se han convertido en geografías indescifrables y llenas de amenazas e incertidumbres, tenemos que repensar y reinventar la noción de habitar, ser capaces de desbordar nuestra mirada y devolverle la concreción a los espacios y objetos que nos rodean.
Recurriendo con frecuencia a la ironía y buscando la implicación crítica de los espectadores y una cierta presencia del azar, las instalaciones de Mateo Maté -en las que encontramos desde esculturas realizadas con pilas de periódicos hasta muebles que tienen formas de países, pasando por camas desechas y mesas con restos de comida que recorren trenes y aviones de juguete a los que se les ha adosado una pequeña cámara- abordan cuestiones como la construcción identitaria, la progresiva militarización del ámbito doméstico, la experiencia del desarraigo, la relación entre arte y vida, la emergencia de la video-vigilancia como nueva narrativa de la contemporaneidad o la interiorización y naturalización de los dispositivos de poder.
(Fuente: MNCARS)
titulo // Cuadro muerto
fecha_creacion // 2015
tecnica // Impresión en tela sobre bastidor y marco
dimensiones // 190 x 250 x 120
Esta obra fue realizada ex profeso para la exposición No hablaremos de Picasso, organizada por la Fundación María José Jove en febrero de 2015. En ella, varios artistas crearon unas propuestas plásticas que abordaban diversos temas de carácter universal. El artista Mateo Maté desarrolló una instalación que hace referencia al tema de “El Paso del Tiempo”. La obra está acompañada del siguiente texto autógrafo:
"En la serie de obras “Hacer y deshacer” trato el tema del eterno retorno desde el punto de vista de la belleza y el arte. El eterno retorno de lo nuevo en el constante devenir de los lenguajes artísticos; surgen unos de las cenizas de otros. Intento establecer una relación entre arte, sociedades y los seres vivos.
Todo ser vivo porta el gen de su autodestrucción o muerte. Estos trabajos parodian la fascinación por la belleza de las obras de arte que representan actos de destrucción. Recortando y doblando reproducciones de obras clásicas que representan escenas de caza o de batallas he creado los seres y objetos cuya muerte es representada. Así los objetos resurgen, cual ave Fénix, de las propias escenas que nos muestran su destrucción.
Como en la época del Romanticismo, en “Cuadro muerto” se representa el silencio de la muerte, la tragedia, la idea del drama del paso del tiempo y de la fugacidad de la belleza y la vida. Presenta la situación de calma después del desastre. El espectador debe de reconstruir lo sucedido.
En un “accidente” todo ha terminado. ¡Que inestable esa vanidad de lujo y alegría! «Vanitas vanitatum omnia vanitas» («Vanidad de vanidades, todo es vanidad»). ¡Que inútiles los placeres mundanos frente a la certeza de la muerte. El pesimismo lo envuelve todo. Si se mira la juventud, su energía, en breve el tiempo la destruye. Si se sueña con el amor, el desengaño lo carcome; si se cree en la riqueza o en la fama, pronto se desvanecen con la trampa y el delito; si se alzan los ojos al más allá ya no está la religión para consolarnos; si se cree que la sociedad puede salvarnos, la injusticia y la corrupción nos desencantan. Vivir ¿para qué? Una angustiosa melancolía, una incontrolable desesperación se apodera de todo el cuerpo social.
El naufragio donde no queda nadie vivo, todos han perecido. Soledad, frío y muerte, son sensaciones que entusiasmaban a los románticos. El estado espiritual del personaje romántico estaba constituido por una insatisfacción con su mundo contemporáneo, de tristezas sin motivo y de una no aceptación de la vida y la sociedad. ¿Vivimos un nuevo Romanticismo?" Mateo Maté
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