Formado en la Escuela de Bellas Artes de la Lonja, y posteriormente en la Academia d'Art de Barcelona dirigida entonces por Francesc Galí, Joan Miró (1893 – 1983) adquiere su definitiva formación durante su primer viaje a París y el contacto con las vanguardias, primero con el movimiento Dadaista y a partir de 1925 con el grupo Surrealista –firma el primer Manifiesto de 1924- incorporando a su obra inquietudes propias de dicho movimiento, como el signo caligráfico. Importante en este momento fue también la influencia de Paul Klee. Fruto de todo ello Miró comienza a mezclar en su obra lo real con lo imaginario, iniciando entonces la creación de su personal lenguaje pictórico. En 1928, el Museo de Arte Moderno de Nueva York adquirió dos de sus telas, lo que supuso un primer reconocimiento internacional de su obra; un año después, contrajo matrimonio con Pilar Juncosa. Pero en 1930 sufre una grave crisis de identidad en la que, según sus propias palabras, "Desea asesinar la pintura", impulsándole a realizar unas obras de apariencia áspera, esquematicas y de abstracción conceptual. Ese mismo año expone en Nueva York.
En esta época se inicia en la escultura, investigando con la construcción de objetos, material reciclado y de desecho, técnica que alcanzará su madurez en la década de los 60. Miró, artista inquieto en su evolución y en su modo de trabajar, busca siempre nuevos modos de expresión que le llevan a desarrollar otras disciplinas, como el muralismo y el grabado. Del primero destacan las intervenciones en la Universidad de Harvard(1950); la sede en París de la Unesco (1958), realizados en cerámica con su intimo colaborador el ceramista J.Ll. Artigas, y por el que recibe el premio Guggenheim; el aeropuerto de Barcelona; mural de cerámica para el Museo Guggenheim de Nueva York, etc. El mundo de la gráfica, del que llega a adquirir gran conocimiento y dominio tras haberse formado en los mejores talleres como Atêlier 17 en Nueva York con Williams Hayter o el taller de Lacourière en París, le abre un amplio abanico de posibilidades de experimentación expresiva, obteniendo en 1954 el gran Premio de la Bienal de Venecia por su aportación e innovación en el mundo de la gráfica contemporánea.
En 1937 expone con Picasso en el pabellón de España en París la obra Segador catalán, actualmente desaparecida. En 1940, a causa de la orientación política española y la situación limite que se respira en Europa, decide instalarse en Mallorca, de donde era natural su esposa. Concibe entonces lo que incuestionablemente es lo mejor de su producción, "Las constelaciones", esencia de su libertad artística y personal. En este momento Miró ya es un pintor reconocido en todo el mundo, sobre todo en Estados Unidos. Desde 1956 hasta su muerte, en 1983, vivió retirado en Palma de Mallorca trabajando sobre todo con cerámica y grabado. En 1975 se hace realidad uno de sus grandes proyectos: la creación de la Fundación Joan Miró en Barcelona con un gran fondo de obras donadas por el autor; otros lugares con importantes fondos de sus obras son la Fundación Pilar i Joan Miró de Palma de Mallorca, el MNAM de París y el Moma de Nueva York.
Joan Miró, construye una obra muy seductora por la percepción espontánea de su lenguaje de formas onduladas y su irresistible atractivo cromático. Vinculado a las vanguardias, que adapta a su personalidad, en su obra predomina la poética de la composición, el lenguaje de los signos, la explosión de color, la alegría vital, lo que le reportó prestigiosos galardones internacionales como el premio Guggenheim, ser investido doctor 'honoris causa' por Harvard o nombrado caballero de la Legión de Honor de Francia. Además, en 1980 recibió de Juan Carlos I la Medalla de Oro de las Bellas Artes de España. Miró es, con Picasso, el gran exponente del arte español del último siglo.
titulo // Peinture
fecha_creacion // 1949
tecnica // Óleo sobre lienzo
dimensiones // 18 x 80
Si hubiera que destacar una década entre la larga y fructífera trayectoria artística de Joan Miró, esta sería sin duda la de los 40. Consolidada ya su personalidad y su lenguaje plástico, que recogió soluciones del dadaísmo y cubismo, pero sobre todo del surrealismo liberador de las convenciones sociales, alejado de las influencias figurativas dalinianas y consagrado a la recuperación de la ingenuidad en la pintura, Miró comienza la década con la ejecución de la serie más emblemática de su producción: las Constelaciones, una especie de ensueño plástico que le aísla de la difícil situación política que se vive en España y Europa. Son veintitrés pequeñas composiciones que reinterpretan la serenidad ingenua de la simbología mironiana tradicional: pájaro, estrellas y figura femenina. En esta década, además, comienza los trabajos en cerámica y posteriormente en bronce y se editan importantes series de grabados. En 1947 viaja por primera vez a Estados Unidos (a pesar de tener firmado ya desde 1934 un contrato de colaboración con la neoyorkina Galeria Pierre Matisse) y participa en la exposición "Le Surréalisme en 1947: Exposition Internationale du surréalisme", en la Galerie Maeght de París, organizada por André Breton y Marcel Duchamp.
En la segunda mitad de los 40 retoma la pintura sobre lienzo que había abandonado en 1939 y comienza a realizar unas obras que, en continuidad con las Constelaciones, descubren un nuevo concepto del espacio y reafirman la ruptura con la realidad visible. En la obra Peinture (titulo indeterminado que se repite en diversos oleos de estos años) se recrea la transposición visual de la poesía surrealista, reafirmando el sentir de Miró en estos momentos: Que mi obra sea un poema musicado por un pintor. La composición se organiza sobre un fondo de manchas de colores azules, rojos y amarillos lavados, igual que había preparado los fondos de las Constelaciones, y sobre él se distribuyen los trazos limpios de figuras y signos del universo mironiano como ojos, círculos, lunas o cabezas con tres pelos que constatan la definición de la mujer. La mezcla de lo orgánico con lo geométrico, la distribución espacial y la yuxtaposición de planos de colores puros pertenecen a las influencias del cubismo y del fauvismo respectivamente, mostrando una gran armonía para integrar las diferentes vanguardias en un solo estilo. En las peintures de este período, que Dupin definía como pinturas lentas por la delicadeza del trazo, la simplicidad de la representación está llevada al extremo y las figuras son símbolos poéticos que pertenecen al exclusivo y delicado universo de Joan Miró.
EXPOSICIONES:
LITERATURA: