Nacido en A Coruña en 1854, Román Navarro García Vinuesa muestra ya su vocación artística desde muy temprana edad. Formado inicialmente en la Escuela de Artes y Oficios de su ciudad natal, su educación plástica se consolida en la Escuela de San Fernando de Madrid, al mismo tiempo que cursa la carrera militar, de cuyo ejercicio llego a ser teniente coronel de caballería. Sin embargo, las obligaciones militares no le impiden ejercer la docencia en A Coruña, en la misma escuela en la que anteriormente se había formado, y de la que llegará a ser director. Tras diversos reconocimientos en diferentes exposiciones regionales y nacionales, obtiene una beca de la Diputación provincial coruñesa en 1894 que le lleva a Italia, Francia y los Países Bajos, permitiéndole ampliar y consolidar su educación artística. Al año siguiente obtiene la cátedra de dibujo en la Escuela de Artes de Barcelona, que permuta con un desconocido profesor en A Coruña, José Ruiz Blasco, ignorando que se acontece un episodio universalmente trascendente que lleva al hijo de este profesor, el joven Pablo Ruiz Picasso, a trasladarse a la ciudad condal e iniciar su carrera artística. De nuevo instalado en su ciudad natal, Román Navarro compagina la carrera militar con la docencia, en la que tiene como discípulos a numerosos jóvenes que más tarde serán eminentes pintores, tales como Alfredo Souto, Joaquin Vaamonde , Francisco Llorens o el jovencísimo Luis Mosquera, entre otros. La pintura de Román Navarro no traspasó nunca los preceptos más tradicionales. Sus planteamientos plásticos destacan no tanto por su creatividad, si no por la sinceridad en sus planteamientos, que no abandonan las fórmulas realistas, y cuyas composiciones están realizadas con un dibujo notablemente sólido y un empleo riguroso de la luz y la atmósfera. Aunque cultiva muy bien el retrato y, en la última etapa de su trayectoria abarca también la pintura de género - sin duda bajo la influencia de Sotomayor -, las composiciones que con mayor ahínco inspiran a Román Navarro son las escenas bélicas y de caballos, condicionado voluntariamente por su doble condición de militar y pintor.
titulo // Batalla de Tetuán
fecha_creacion // 1893
tecnica // Grisalla
dimensiones // 20 x 31
Si bien es cierto que los temas históricos no tuvieron gran reflejo en Galicia, en el caso de Román Navarro esta tendencia viene influenciada por su condición de militar, hecho que marcará inevitablemente su trayectoria plástica, en la que los temas bélicos protagonizan la mayor parte de sus composiciones. La escena representada en esta obra se sitúa probablemente en la primera Guerra del Rif, que tuvo lugar el 28 de octubre de 1893, y que el pintor recrearía en base a diferentes testimonios o fuentes de la época, pues él nunca presenció esa contienda. En primer término dos soldados yacen grotescamente en el campo de batalla mientras que unos metros mas atrás otros dos combatientes transportarían el cuerpo herido del General Margallo. La profundidad de la composición se logra merced a los recursos tradicionales de pintura, en los que la línea del horizonte se sitúa alta y las tierras de la lejanía se profundizan mediante la imprecisión de las líneas y colores, en contraste con la intensidad tonal del primer plano. El dominio de la atmósfera y las luces viene determinada por la técnica empleada, una grisalla o pintura realizada en un solo color, en la que el modelado de las figuras se logra merced al tratamiento de las sombras, logradas espléndidamente con el empleo de unas pinceladas notablemente ágiles y seguras.
LITERATURA:
Artistas Gallegos, Nova Galicia Edicions, 1998