Peinado, Joaquín
(1898 - 1975)

Tras abandonar los estudios de Comercio en la Escuela Superior de Sevilla, en 1918 Joaquín Ruiz-Peinado Vallejo se traslada a Madrid para ingresar en la Escuela de Bellas Artes de San Fernando, donde tiene como maestro a Cecilio Plá. Pronto surge la amistad con Dalí, Federico García Lorca, Maruja Mallo y otros integrantes del círculo artístico de la Residencia de Estudiantes. Tras varios años de formación en la Residencia de Paisajistas del Paular, se traslada a París, donde se instala definitivamente. Pronto se relaciona con Picasso, Viñes y otros artistas españoles residentes en París. Durante los dos años siguientes participa en diversas muestras de prestigio, destacando el Salón des Indépendants o el Salón des Surindépendants, así como en la emblemática Exposición de la Sociedad de Artistas Ibéricos celebrada en 1925 en el Palacio de El Retiro madrileño. En esta época recibe varios premios, destacando el de Pintura de la Diputación de Málaga, realiza colaboraciones teatrales, como los decorados de la película Carmen realizada por el belga Jacques Feyder o de El retablo de Maese Pedro de Manuel de Falla. Además colabora asiduamente con diversas revistas y publicaciones. Su proyecto de regresar a España se verá truncado tras el estallido de la guerra civil y su implicación con la causa republicana. Así, a partir de la década de los cuarenta se inicia una nueva etapa personal y artística en la vida de Peinado, ahora sí en un exilio forzoso que se prolongará hasta su regreso definitivo a España en 1969. Hasta entonces, vivirá un período de gran creatividad artística, participando incesantemente en numerosos homenajes, viajes y muestras artísticas, hasta su muerte repentina en 1975 en París. Su inicial relación con Picasso tras su llegada a París marcaría de forma definitiva su modo de concebir el arte, en la esfera del neocubismo. Inicialmente sus composiciones estaban construidas en base a formas geométricas de fuerte cromatismo y acentuados volúmenes. En su madurez artística, la construcción de sus obras se ordena con cuidado exquisito, merced al estudio de las obras de Cezanne, los tonos se dulcifican, la capa pictórica se aligera de materia y sus obras se hacen más elegantes.