Luis Seoane nace en el seno de una familia de emigrantes gallegos en Buenos Aires, en donde vive su primera infancia. A su regreso a Galicia se instala primero en La Coruña y después en Santiago, donde estudia la cerrera de Derecho. En esta época ya son conocidos sus primeros trabajos artísticos, así como sus actividades culturales, intelectuales y políticas. Como consecuencia de la Guerra Civil, Seoane regresa a Buenos Aires, donde permanecerá ya la mayor parte de su vida. Allí el artista evoluciona y experimenta su madurez plástica. Seoane destaca por su amplia formación intelectual y por su inagotable curiosidad y dinamismo, lo que le capacita para abordar numerosas ramas artísticas como el grabado, la ilustración, la pintura mural, el diseño, la literatura, la poesía o el periodismo. Es un artista moderno y abierto a las novedades y cambios de su tiempo. Su arte no sólo se limita a una habilidad técnica, sino que se halla también cargado de realidad social y de humanismo. Su muerte, en su casa de La Coruña en 1979, es sinceramente sentida por toda la cultura gallega y argentina.
titulo // Bodegón
fecha_creacion // 1969
tecnica // Óleo sobre lienzo
dimensiones // 53 x 80
Ya años antes de que realizara este bodegón, Seoane había iniciado en sus composiciones una sugestiva depuración de las formas. Aquí las líneas reducen el dibujo a un esquema fundamental. Como consecuencia de ello, el color se desvincula de la forma y adquiere un gran protagonismo. Son colores de superficies planas, sin matices ni claroscuros. La gama cromática se reduce a cuatro colores, dispuestos en planos, y utilizados como elementos de seducción. No hay profundidad en la composición y las figuras están sintetizadas y vacías de contenido narrativo. Lo que se quiere reflejar pura estética. La armonía de la composición es misteriosamente sugestiva. Todo parece sencillo y, sin embargo, el proceso abstractivo es complejo. La textura de la pincelada es fina, homogénea y de trazos limpios.
titulo // Mulleres
fecha_creacion // 1959
tecnica // Óleo sobre lienzo
dimensiones // 48 x 255
Desde sus comienzos artísticos, la mujer desempeña un protagonismo relevante en la obra de Seoane, tanto plástica como literaria. Desde una perspectiva enaltecedora, sus mujeres normalmente aparecen realizando trabajos de campo o en ambientes vinculados a la cultura rural gallega. En otras ocasiones, como en esta obra, sus mujeres se tornan iconos rotundos que aparecen en las escenas sin desarrollar ninguna acción, sino como medios estructurales para distribuir por la superficie pictórica las formas, líneas y colores que fundamentan, según el propio pintor, el acto de pintar. La composición de esta obra, realizada cuatro año antes de su retorno a Galicia, tras veintisiete de exilio en Buenos Aires, reafirma la fórmula esquemática de sus figuras, ya muy depuradas desde mediados de la década de los 50.
LITERATURA
EXPOSICIONES
titulo // Pulpo y jarra
fecha_creacion // 1961
tecnica // Óleo sobre lienzo
dimensiones // 64 x 90
Considerado uno de los más importantes renovadores plásticos del siglo XX en Galicia, Luis Seoane desarrolla una constante investigación sobre el lenguaje y la representación formal en la pintura. La obra Pulpo y jarra (óleo sobre lienzo, 55x75 cm., 1961) representa una composición abstraizante en la que la yuxtaposición de planos geométricos realizados en intensa gama de colores cálidos, naranjas, rojos y amarillos contrastan con el contundente negro, éstos sirven de fondo indefinido a la representación esquemática de dos objetos, un pulpo y una jarra, silueteados en líneas negras. La fecha de ejecución de este lienzo se produce en un año de vital importancia en la evolución plástica de Seoane, ya que coincide con la realización de importantes obras que aluden a la tradición e historia de Galicia, principalmente representada por la mujer. Como apunta el especialista Valeriano Bozal, el autor vivirá entre 1954 y 1961 un período de investigación estilística donde muestra la influencia de diversos autores como Picasso, Léger, Equipo 57 o la corriente informalista que por entonces había ganado posiciones en el panorama plástico español de la época, representado por autores como Millares o Tapiès. El propio autor define así su estilo: “Busco mi expresión por medio de una pintura plana de fuertes contrastes de color y con un grafismo espontáneo que se superpone. El color, el dibujo y los grandes ritmos son para mí nada más que un medio de expresión, busco una pintura que tenga su mayor fuerza en el sincretismo de los elementos con los que la realizo. No trato de hacer pintura lavada, sino de huir de cualquier clase de texturas que distraigan la intensidad en cada tono”. Seoane continúa su evolución estilística y se suma entonces a una cierta abstracción, combinada siempre con la figuración, que cada vez se fragmentará más, como se aprecia en esta obra, pero ahondando temáticamente en el nacionalismo, con un claro alejamiento del costumbrismo. Por eso, los temas gallegos tomaron protagonismo en su producción, recreando las costumbres, la indumentaria o las profesiones, pero siempre desde la perspectiva novedosa de su estilo. Y es en este panorama creativo donde encaja un animal tan característicamente gallego como es el pulpo, representado en muchas ocasiones a lo largo de su producción y a través de diversas técnicas. Basilio Losada recuerda la forma en la que el pintor abordaba la temática gallega: “La Galicia de Seoane era una Galicia mítica. Conocía como nadie el pasado a través de las crónicas, estudiando las piedras -su amor a los petroglifos, a los relieves románicos- trasmitido oralmente de siglo en siglo. Una Galicia mágica, intacta, misteriosa, de conde locos, de judíos y cristianos, de obispos nigromantes y romeros que caminan hacia la Muerte”. Así, la experta Mª Victoria Carballo-Calero explica como durante la década de los años 60, el autor recrea incansablemente una cultura popular que se nutre de mitos y leyendas por las que siempre sintió fascinación. Y es precisamente en este contexto en el que representa varios secaderos de pulpos a mediados de la década de los 60, que Carballo-Calero califica de “fantasmagóricos”, logrando unas composiciones cuyo significado resulta difícil descifrar, manteniendo la intriga del espectador.
EXPOSICIONES:
LITERATURA:
titulo // Horta e galiñas
fecha_creacion // 1953
tecnica // Óleo sobre lienzo
dimensiones // 55 x 75
Luis Seoane es junto a Laxeiro uno de los más importantes y radicales renovadores del panorama artístico gallego del siglo XX, ya que su investigación sobre el lenguaje y la representación plástica fue constante. La referencia fundamental de su obra es Galicia, su tierra natal con la que se siente comprometido, desde sus múltiples actividades como la creación plástica, la fundación de editoriales, las emisiones radiofónicas o la colaboración con revistas o periódicos. Todos estos ámbitos le sirvieron para despertar la conciencia colectiva y reivindicar los derechos de Galicia como pueblo con personalidad propia. Su objetivo artístico pretendía que sus creaciones tuviesen una función social que contribuyesen al progreso de la sociedad y para ello elige temáticas en la que los campesinos o las mujeres como símbolo de madre patria son los protagonistas y un medio para dar a conocer la historia gallega y las situaciones límites a las que se ve sometida su población durante la emigración o el exilio. La obra Horta e galiñas (óleo sobre lienzo, 55x75 cm. 1953) representa un esquemático paisaje de un huerto con árboles entre los que pasean animales de corral. El lenguaje plástico de Seoane destaca por la síntesis en cuanto a las formas, al contenido y a la composición en general, utilizando en este caso, una paleta de color basada en tonos pastel, con predominio de los azules, rosáceos, ocres y verdes. El trazo es rápido, espontáneo y las figuras se perfilan por gruesas líneas negras, rasgo característico del autor en su primera etapa. La fecha de ejecución de esta obra está se relaciona con un período de inflexión en la trayectoria del artista, tanto en su producción de óleos como gráfica y en su interés por el muralismo. Unos años antes, en 1949, había realizado un viaje por diversas ciudades europeas en compañía de su esposa Maruja, en la que cobró especial relevancia su estancia en París ya que tuvo la oportunidad de conocer a Picasso, uno de sus referentes artísticos a lo largo de toda su trayectoria. Sin embargo, en 1951 tiene la oportunidad de visitar la cordillera de los Andes que le inspira para realizar varios paisajes, un género que hasta esa fecha no había trabajado. Es entonces cuando su estilo sigue evolucionando alejándose de su trabajo precedente y de la influencia picassiana. Los paisajes que hasta el momento había representado en sus composiciones servían como fondo, pero nunca habían sido protagonistas por sí mismos. Ahora, las vistas toman el protagonismo y las figuras pasan a un segundo plano o desaparecen totalmente. El autor descubriría el poder y la energía de la naturaleza y volverá a retomar el género en la década de los años 70 con unos paisajes prácticamente abstractos. Dentro de este género, en 1952 comenzó a recrear vistas urbanas, como la obra analizada, fechada un año más tarde. Estas obras se construyen a base de planos monocromáticos y la inclusión de gruesos trazos negros que definen los perfiles de las figuras, ambas características recogidas en Buenos Aires, mientras que el motivo de la composición se presenta irrelevante, como un pretexto. El paisaje justifica la realización de la obra por sí mismo. Estos paisajes urbanos se inspiran en el estilo constructivista de Torres García, a quien Seoane admiraba y que influyó enormemente en la producción plástica del siglo XX en América del Sur.
LITERATURA
EXPOSICIONES