El asturiano Antonio Martínez Suarez es un ejemplo de pintor hecho a sí mismo. No lo tuvo fácil este artista que, por las circunstancias del momento, le tocó vivir una infancia de privaciones en la que los estudios artísticos no estaban a su alcance. Pero ya entonces sentía en su interior una tendencia instintiva por el dibujo que, finalmente, pudo empezar a desarrollar, casi fortuitamente, durante la larga convalecencia de una grave enfermedad por la que tuvo que dejar la fabrica en la que trabajaba. Tras su primera y exitosa exposición en Asturias se marcha a Madrid para profundizar en su educación artística y seguir el desarrollo de su trabajo. A Antonio Suarez no le interesa la concreción de las líneas, lo que quiere es profundizar en el color y en los volúmenes en forma de grandes masas distribuidas sobre las superficies. Tras una estancia en París de cuatro años, su pintura va tendiendo cada vez más a la abstracción y pasa por un periodo en el que el color negro se hace con el protagonismo de sus telas. De nuevo en Madrid es coofundador del grupo El Paso, una agrupación de indiscutible peso en la plástica española del S. XX, formada por artistas de diferentes tendencias reunidos para vitalizar el arte contemporáneo. La trayectoria profesional del pintor continúa con numerosas exposiciones dentro y fuera de España, mostrando un universo de formas y colores absolutamente íntimo y personal.
titulo // Flores
fecha_creacion // 1975
tecnica // Mixta sobre lienzo
dimensiones // 36 x 52
Cuando Antonio Suarez pinta flores no trata de reproducirlas. Lo que persigue, y consigue, es hacer una combinación virtual de sus formas, colores, perfiles y texturas, que luego plasma en el lienzo. Así, las flores, al estar transfiguradas, crean nuevos valores formales y estéticos que producen una emoción mucho más fuerte en el espectador. Sirviéndose de unas líneas solo sugeridas, el autor configura unas masas amplias y densas, dotadas de unos empastes sorprendentemente largos y grandes, llevados a la tela con espátula. El exceso de materia pictórica acumulada en los bordes de esos empastes es lo que sirve de contorno para unas formas de corte figurativo con marcada tendencia abstractiva.Los colores son intencionadamente vagos, llevados al lienzo en forma de amplias y densas manchas blanquecinas teñidas unas veces de verde y otras de un rojo sanguinolento. Colores íntimamente velados con negro y pintadas por transparencias brillantes.