Perteneciente a la segunda generación del modernismo catalán, Joaquim Mir (Barcelona, 1873 ) inicia su formación artística, tras abandonar los estudios de comercio y vencer una rígida oposición familiar, en la Academia de Lluis Graner y en la Escuela de La Lonja de Barcelona. Pronto forma parte del grupo Colla del Safrá (Grupo del Azafrán), llamado así por el empleo generalizado del color amarillento en sus pinturas, y entre los que se encuentra su amigo de infancia Isidre Nonell. Atrevidos en sus composiciones pictóricas, el grupo pronto se aburrió de la formación de academia y comenzó a pintar a plen air por los suburbios de Barcelona, planteando unas composiciones muy novedosas y consolidando su formación. Mir es uno de los pocos de su generación que no contempló la marcha a París. En 1986 se presenta a la tercera exposición de Bellas Artes de Barcelona con la obra “L’hort del rector”, que poco después adquiere la Junta de Museos de Barcelona. Mir fue uno de los protagonistas de las tertulias del café Els Quatre Gats, inaugurado en 1897 en Barcelona, punto de reunión de pintores, músicos y literatos de la bohemia catalana, con su sala de exposiciones, la emblemática Sala Parés. En 1899 y 1901 consiguió la segunda medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid. Entre 1899 y 1904, instalado en Palma de Mallorca, Mir vive unos años de retiro voluntario, pintando sin cesar la naturaleza virgen de la isla. Son años de delirante creatividad en los que emplea la pintura como si se derritiera en la propia tela. Durante aproximadamente tres años, el pintor ha de permanecer en un hospital psiquiátrico, a causa de un problema neuronal derivado de una grave caída por un acantilado mallorquín mientras pintaba. Durante su estancia en el centro, Mir sigue pintando ininterrumpidamente la naturaleza que tiene delante, el paisaje y los jardines del sanatorio, incluso se presenta a la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid de 1906. Durante los próximos años el pintor reside en diferentes localidades que quedan reflejadas en su pintura. En Mollet de Valles, por ejemplo, entre 1913 y 1919, su tonos se tornan verdes, azules, rojos y tostados como la propia naturaleza. La última etapa de su trayectoria, apartir de 1925, transcurre en Villanueva y Geltrú, donde se casa y asienta definitivamente su vida personal y artística.
titulo // La Sagrada Familia en construcción
fecha_creacion // 1898
tecnica // Óleo sobre lienzo
dimensiones // 80 x 170
El apoyo dispensado al arte, en sus diversas disciplinas, por parte de las instituciones oficiales y la burguesía de la floreciente época catalana del tránsito de los siglos XIX y XX, hizo posible que los artistas barceloneses, que en aquel momento formaban la bohemia generación de Els Cuatre Gats, pudieran desarrollar sus trayectorias artísticas con relativa desenvoltura. Joaquim Mir, como muchos artistas e intelectuales de entonces, plasmará mediante su pintura y durante toda su vida artística los emotivos sentimientos hacia su tierra, de la que nunca quiso alejarse, ni tan siquiera al París del cambio de siglo, punto de peregrinación de la vanguardia artística universal.
En 1897 Mir pide permiso a Antoni Gaudí para entrar en el recinto de las obras del templo de la Sagrada Familia, cuya construcción se había iniciado en 1882, para pintar la magna construcción que se estaba erigiendo. En los dos años que permanece trabajando el los alrededores de la catedral, además de realizar numerosos dibujos preparatorios y pequeños óleos del tema, compone varias telas de gran tamaño, entre las que se encuentra la presente composición, que recoge la panorámica más amplia del entorno del templo, entonces una zona suburbial barcelonesa.
A diferencia de otras versiones del tema, incluida La Catedral de los pobres, presentada el mismo año de su ejecución en la IV Exposición de Bellas Artes de Barcelona y hoy perteneciente a la Colección Carmen Thyssen, la que ahora exponemos evidencia un tratamiento pictórico sin duda más moderno. La pincelada deshecha y la sintetización del plano medio de la composición anuncian los fabulosos paisajes semiabstractos del Mir inmediatamente posterior. Según los estudios llevados a cabo por Francesc Fontbona, resulta confuso distinguir el orden cronológico de estas obras. Pero esta podría ser, según el profesor, “una recapitulación final de todos los trabajos realizados por Mir ante el templo de Gaudí”.
La presente Sagrada Familia en construcción, que en su origen perteneció a los barones Guell, amigos y mecenas de Gaudí, muestra fielmente el mundo plástico del Mir de la primera época en cuanto a las cualidades técnicas y la temática social. Partiendo del esquema habitual de planos y diagonales, la composición toma un grupo de mendigos en primer plano, ante una explanada semivacía a pleno sol. Al fondo, cerrando la escena, se levanta el templo en construcción. El pintor toma una escena cotidiana de un suburbio barcelonés como tema en sí mismo, ya que la construcción del templo, a pesar de tener un importante valor documental, es un pretexto y no el objetivo de la composición. Por otra parte, la pintura esta plenamente enmarcada en las formas de La Colla del Safrá (el grupo del azafrán), el emblemático grupo de amigos formado por Isidre Nonell, Ramón Pichot, y Ricard Canals que, además de pintar los paisajes de los arrabales barceloneses, saturaban las composiciones con los colores amarillos cadmio y ocres, similares al azafrán.
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