Mir, Joaquim
(1873 - 1940)

Perteneciente a la segunda generación del modernismo catalán, Joaquim Mir (Barcelona, 1873 ) inicia su formación artística, tras abandonar los estudios de comercio y vencer una rígida oposición familiar, en la Academia de Lluis Graner y en la Escuela de La Lonja de Barcelona. Pronto forma parte del grupo Colla del Safrá (Grupo del Azafrán), llamado así por el empleo generalizado del color amarillento en sus pinturas, y entre los que se encuentra su amigo de infancia Isidre Nonell. Atrevidos en sus composiciones pictóricas, el grupo pronto se aburrió de la formación de academia y comenzó a pintar a plen air por los suburbios de Barcelona, planteando unas composiciones muy novedosas y consolidando su formación. Mir es uno de los pocos de su generación que no contempló la marcha a París. En 1986 se presenta a la tercera exposición de Bellas Artes de Barcelona con la obra “L’hort del rector”, que poco después adquiere la Junta de Museos de Barcelona. Mir fue uno de los protagonistas de las tertulias del café Els Quatre Gats, inaugurado en 1897 en Barcelona, punto de reunión de pintores, músicos y literatos de la bohemia catalana, con su sala de exposiciones, la emblemática Sala Parés. En 1899 y 1901 consiguió la segunda medalla de la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid. Entre 1899 y 1904, instalado en Palma de Mallorca, Mir vive unos años de retiro voluntario, pintando sin cesar la naturaleza virgen de la isla. Son años de delirante creatividad en los que emplea la pintura como si se derritiera en la propia tela. Durante aproximadamente tres años, el pintor ha de permanecer en un hospital psiquiátrico, a causa de un problema neuronal derivado de una grave caída por un acantilado mallorquín mientras pintaba. Durante su estancia en el centro, Mir sigue pintando ininterrumpidamente la naturaleza que tiene delante, el paisaje y los jardines del sanatorio, incluso se presenta a la Exposición Nacional de Bellas Artes de Madrid de 1906. Durante los próximos años el pintor reside en diferentes localidades que quedan reflejadas en su pintura. En Mollet de Valles, por ejemplo, entre 1913 y 1919, su tonos se tornan verdes, azules, rojos y tostados como la propia naturaleza. La última etapa de su trayectoria, apartir de 1925, transcurre en Villanueva y Geltrú, donde se casa y asienta definitivamente su vida personal y artística.