Manuel Prego de Oliver nace en Orense, en 1915. Después de ejercer unos años el magisterio, tras la Guerra Civil se dedicará plenamente al ejercicio de la pintura, viviendo algunas dificultades económicas que irá resolviendo con encargos de compromiso que le proporcionan los recursos necesarios para seguir avanzando concienzudamente en los estudios artísticos. Desde que expone con éxito en Madrid, en 1941, su entusiasmo por la pintura se potencia y comienza a aflorar un investigador plástico y creador entusiasta. Es importante hacer mención a la temática de Prego; mendigos, lavanderas, nenos y bodegones que repite incansablemente, no por falta de creatividad, sino respondiendo a un apasionado empeño por conseguir la obra perfecta. Puede decirse de Prego, hombre reflexivo y culto, que su vida artística ha sido la búsqueda ininterrumpida de una obra. Él mismo resume esta idea cuando, en cierta ocasión, comentó la necesidad de . En la última etapa de su vida se llevaron a cabo diversas exposiciones de gran importancia que le permitieron disfrutar, en el final de su extensa vida, de un prestigio de sobra merecido.
titulo // Bodegón con frutas
fecha_creacion //
tecnica // Óleo sobre lienzo
dimensiones // 55 x 65
Hablar de este bodegón de Prego es hablar irremediablemente de todos sus bodegones. Todos iguales y distintos y, en cada uno de ellos, la búsqueda de la perfección.El artista se complace en el gusto por los colores, la luz y el espacio, que envuelve poéticamente los elementos de la composición. El fondo, casi abstracto, es también protagonista. Un informal dibujo, expresivo y sutil, es complementado por unos colores tiernos y sugerentemente calientes, con predominio de rosas y morados, consiguiendo una atmósfera velada e intimista. El autor construye el cuadro desde la sugerencia, rozando incluso la sintetización. Prego conoce bien el oficio y se complace, nos complace, en la alternancia de colores muy diluidos, para el fondo, con las pincelados espesas de las frutas, aplicadas con seguridad y acierto, sin insistencias, dejando entrever a menudo la capa de preparación, evidenciando así un oficio y lucidez propias del autor.
titulo // Neno
fecha_creacion //
tecnica // Óleo sobre lienzo
dimensiones // 62 x 52
Cuando Prego pinta un niño lo hace partiendo de una dualidad entre la ternura y el rigor. La expresión es dulce, algo triste. Cuando la contemplamos, parece que nos invita a detenernos para implicarnos en una melancolía intemporal, milenaria. La captación de una atmósfera intimista y poética la consigue el autor con el empleo de entonaciones sobrias, aunque no monótonas, a base de verdes y tierras, y con un dibujo de definición imprecisa, cuyas líneas quedan reforzadas por unos contornos que contrarrestan el posible exceso de dulzura. El fondo es plano, de color arañado en su superficie, para hacerlo irregular y restarle pesadez. Aunque Prego se complace en estudiar detenidamente cada detalle de sus obras, en el momento de la ejecución domina la espontaneidad y seguridad de los trazos, aplicados frecuentemente alla prima, sin fallos ni correcciones, y en donde nada sobra ni falta.