Nació el 1 de noviembre de 1857 en Ribadesella, Asturias, España., aunque siendo todavía muy joven, se trasladó junto a su familia a Madrid.
Tuvo como maestro al pintor Carlos de Haes, de quien hereda la tradición paisajista romántica.
En 1879 viaja a Bruselas resultando decisivo para su carrera ya que allí conoce a intelectuales como Albéniz, Arbós y Picard que fue su mecenas. Se relaciona también con las vanguardias belgas.
En el año 1833 pasa a pertenecer al grupo L'Essor y participa en la creación del grupo Los XX revolucionarios donde entabla amistad con vanguardistas como James Ensor y Auguste Rodin, entre otros. En el año 1890 expone en el Salón de los Independientes. Su estilo es paisajista, con conexiones con el puntillismo, cultivando de forma esporádica el retrato. A pesar de que Regoyos arranca del expresionismo y evoluciona hacia el impresionismo, termina siendo un artista que ejecuta su pintura dentro de las pautas marcadas por el postimpresionismo.
Pintó el paisaje del campo castellano y también el vasco, donde destacan los contrastes de luz y sombra y donde el cromatismo, especialmente al final, es más encendido. Aunque su vida estuvo muy vinculada al exterior, sin embargo en el año 1883 viajó con un grupo de artistas belgas a España donde mostró la riqueza de nuestro arte.
En el año 1899 publica junto al poeta Emile Verhaeren La España negra.
Regoyos falleció el 29 de octubre de 1913 en Barcelona.
titulo // Visita de pésame
fecha_creacion // 1894
tecnica // Óleo sobre lienzo
dimensiones // 90x120
En 1888 Reyogos invita a su amigo, el poeta belga Emile Verhaeren a realizar una serie de viajes por la España profunda para mostrarle la realidad, tradiciones y costumbres sociales de su país, lejos de la imagen tópica de toros y panderetas. De ahí surge el libro la España Negra, publicado en 1899, para el que Regoyos realiza varios dibujos y grabados, así como tres cuadros, entre los que se encuentra Visita de condolencia. En el libro, Emile Verhaeren relata así la escena: "Aquel día después del entierro seguimos á los viejos de las capas que fueron á la casa de la difunta para rezar el Padre Nuestro por el alma del primero que había de morir entre los que allí estábamos presentes, como es costumbre hacerlo en el país Eúskaro, y mirábamos de refilón á la puerta de entrada, viendo en el fondo varias mujeres gordas y enlutadas dando el pésame á una que lloraba." La obra es de extraordinaria calidad en composición y matices, con una estética muy próxima a la Generación del 98 que ve en la tradición más oscura las señas de una identidad que se cree perdida. Es interesante señalar la figura de la derecha, con un tratamiento absolutamente moderno que evoca a los modelos que años más tarde desarrollará Picasso en su período azul.
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