El primer contacto artístico de Celso Lagar hay que situarlo en el taller de ebanistería de su padre, en Salamanca, donde ensaya sus primeras tallas y dibujos. En 1907 se traslada a Madrid para iniciar su formación escultórica con el maestro Miguel Blay y posteriormente a Barcelona, donde consolida su formación y realiza su primera exposición. En 1911 una beca del Ayuntamiento de Cuidad Rodrigo, donde había nacido en 1891, le permite trasladarse a París para completar su formación, introduciéndose pronto en la vida de bohemia parisina. Aunque Lagar mantuvo siempre una cierta independencia creativa, resultaba difícil resistirse a la enorme influencia artística que generaban algunos de los compañeros establecidos con anterioridad en París, como Picasso, Léger, Derain o, especialmente, Modigliani, con el que mantuvo mayor vinculación. Aunque, realmente, puede decirse que la verdadera inspiración de Lagar fue su esposa, la escultora Hortense Begué, a la que conoció en 1912, cuando expuso en el Salón de Otoño de París varias esculturas. En 1915 su primera exposición individual en la emblemática galería barcelonesa de Josep Dalmau es el arranque de una sucesión interminable de muestras individuales y colectivas realizadas a lo largo de su trayectoria artística, hasta mediados de la década de los 50, cuando la desesperación por la reciente muerte de su esposa desencadena una grave enfermedad que precisa su internamiento en un hospital psiquiátrico en París, en el que permanece hasta su regreso a España, dos años antes de su muerte, en 1966. La pintura de Celso Lagar parte, tras su llegada a París, de una aproximación a los postulados del cubismo, de los que toma la idea de composición de una misma realidad a través de fragmentos extraídos desde diferentes puntos de vista y modulados por la luz. Posteriormente regresará a una figuración más construida, dentro de lo que se ha dado en llamar expresionismo de raíz española, con temas circenses, de toros, paisajes y bodegones, en los que siempre se descubre un ligero poso de amargura.
titulo // Puerto de Honfleur
fecha_creacion // 1928
tecnica // Óleo sobre lienzo
dimensiones // 80 x 50
Una vez superada la inevitable influencia cubista experimentada durante los años posteriores a su llegada, en 1911, a París, la obra de Celso Lagar va decantándose hacia un expresionismo que ya en la década de los 20 madura hacia una figuración mas sólida y construida. El planismo tan propio de Lagar se muestra evidente en esta obra protagonizada por la inconfundible gama de verdes azulados. Los planos de color son empastados de materia y moldeados con fuertes contornos negros que evitan las líneas rectas y les imprime una sugerente fortaleza. Además de la temática propia de la bohemia parisina del momento, en la que predominan asuntos circenses, tabernas y burdeles que destilan una atmósfera de decadencia y tragedia, el mar todavía sigue ofreciendo un argumento importante en el arte general de las vanguardias históricas, especialmente en la obra de los pintores fauvistas. Dentro de esta temática, las escenas portuarias eran objetivo preferido entre los artistas de París. En los últimos años de la década de los veinte, entregado a los nuevos realismos de entreguerras que adoptaban un retorno al orden, Lagar dedicó algunos de sus cuadros más destacados a diversos escenarios del Sena, desde la tranquilidad próxima a Notre Dame hasta su alborotamiento en la desembocadura atlántica, cerca de Honfleur, cuyo puerto pintó en repetidas ocasiones y que bien pudiera ser el protagonista de la presente obra. Narciso Alba, el biógrafo de Celso Lagar y profesor de Historia del Arte en la Universidad de Perpignan, estima, sin embargo, que se trata del puerto próximo a esta localidad, pintado en 1926, el primer año de visita esta ciudad. De cualquier forma se trata de una obra de la década de los 20, considerada como la de mayor esplendor del artista por la potencia impresionante de sus formas y colores, tal y como se evidencia en la presente obra.
LITERATURA: